Empezó trabajando en el negocio familiar y en 1879 inició los estudios de derecho. En estos años de juventud ya había comenzado a escribir poesía y había ganado algún premio.
Una vez finalizada la carrera -1884-, entró como socio en el Ateneu Barcelonès, donde conoció a los escritores Josep Yxart y Narcís Oller, entre otros. Poco después, en 1890, entró a trabajar en el Diari de Barcelona, para el que escribió muchísimos artículos, todos ellos en castellano, hasta 1903. Durante este periodo asistió como redactor del periódico a la Segunda Fiesta Modernista de Sitges (1893) y conoció la obra de Nietzsche. En su poesía inicial se identifica el Modernismo con el Decadentismo.
Los hechos sociales y políticos que se produjeron a finales de siglo (la bomba del Liceo, la Semana Trágica, que él mismo presenció, etc.) provocaron un cambio en sus ideas que, más adelante, lo llevaron a reflexionar sobre el nacionalismo y los problemas sociales y políticos del país. Durante aquellos años compaginó su actividad como periodista con la de traductor y, sobre todo, con la de poeta. Ganó muchos premios en los Juegos Florales con poemas como La sardana o El mal caçador (El mal cazador), Paternal o Excelsior, obras que inauguran la poesía moderna. Maragall entendía el arte como redención, tenía un concepto religioso del arte en contra del esteticismo y reflejó tal pensamiento en artículos como "Elogi de la Poesia" (Elogio de la poesía) o "Elogi de la Paraula" (Elogio de la palabra), así como su particular visión de la relación entre el hombre y la naturaleza.
Fue miembro fundador de la Sección Filológica del Institut d'Estudis Catalans y, en 1903, presidente del Ateneu Barcelonès.