Durante los años del Porfiriato (1873-1910), la antigua capital del Imperio mexicano vivió un proceso de embellecimiento urbano caracterizado por el gusto de las clases dirigentes por imitar las formas de las capitales europeas, especialmente París. Esta inquietud llevó a la ciudad a arquitectos formados en Europa, como Adamo Boari (que ya había trabajado en Chicago y Nueva York), autor del Teatro Nacional (1904), donde se conserva el telón de vidrio construido por Tiffany en Nueva York, el techo de la sala, el mosaico del arco de proscenio y el grupo escultórico de la cúpula exterior, obras realizadas en Budapest por Géza Maroti, o los cuatro Pegasos del escultor catalán Agustí Querol. Federico Mariscal terminó el edificio en 1934 con una intervención en la línea del Art Déco.
La ciudad se ensanchó con la construcción de colonias, que acogieron a nuevos habitantes de clase social media y alta, en forma de viviendas unifamiliares o casas de pisos que en muchos casos reproducían en las fachadas el repertorio decorativo modernista, con enmarcamientos de oberturas ondulantes y estilizaciones de formas vegetales, de las que destacan las muestras que se conservan en la Colonia Romana (Chihuahua, 78) y la Colonia Juárez (Bucareli, 116).
El interior del Gran Hotel de México, ubicado en el edificio del antiguo Centro Mercantil (1896-1897), de Daniel Garza y Gonzalo Garita, conserva bellas muestras de artes decorativas, como la cubierta del salón principal, una lumbrera realizada por Jaques Gruber, miembro de la École de Nancy (1908), o el ascensor de forja y vitrales. En este edificio, concebido como unas galerías comerciales con tiendas y despachos, se usó el sistema estructural Chicago, formado por un emparrillado metálico sobre el que se alza la estructura de acero.
El actual Museo del Chopo, edificio construido en la ciudad alemana de Oberhausen con motivo de la Exposición de Arte Industrial de Düsseldorf de 1902, constituye también una buena muestra de la arquitectura del hierro. Lo compró la Compañía Mexicana de Exposiciones Permanentes y lo reedificó en la Colonia de Santa María la Ribera, bajo la dirección de los ingenieros Bachmeister, Ruelas y Dömer.
Para tener una visión completa del espíritu modernista en México no se debe olvidar el mobiliario original de la Casa Requena, que se conserva en la actualidad en el Museo Quinta Gameros de Chihuahua. Es el mobiliario diseñado por el abogado José Luis Requena, con la ayuda del artista catalán Ramon P. Cantó, para amueblar su propia vivienda de la calle Santa Vera Cruz, 43, hoy desaparecida.