Riga es una verdadera metrópoli modernista, la ciudad europea que concentra más patrimonio arquitectónico de este estilo. Entre 1899 y 1914 se construyeron más de 700 edificios según las variantes autóctonas del nuevo estilo: los denominados "Romanticismo nacional", entre 1905 y 1911, y "Art Nouveau perpendicular", a partir de 1907.
Esta particularidad de Riga responde a circunstancias de orden económico y cultural. El final del siglo XIX coincide con el período de mayor esplendor de la ciudad gracias al progreso de la industria y el comercio. Riga se convierte en el primer puerto del Báltico y la quinta ciudad de la Rusia imperial. La prosperidad provocó el aumento demográfico y una fiebre constructora que forzó la expansión más allá de las murallas, destruidas entre 1857 y 1863. El plan de ensanche se centró en torno al perímetro del casco antiguo, en la zona verde denominada La Esplanada, que es donde se construyeron los nuevos barrios residenciales y comerciales, siguiendo un reglamento que limitaba el número de edificios, su altura y longitud.
En este contexto, dos eventos marcan la llegada de la nueva arquitectura a Riga: la exposición etnográfica letona de 1896 y la exposición de la industria y la artesanía de 1901, conmemorativa del setecientos aniversario de la ciudad. A diferencia de otras exposiciones europeas, en las de Riga dominan los pabellones construidos según el nuevo estilo. En tres años el Modernismo se convirtió en la única forma constructiva, adoptada principalmente por la generación joven de arquitectos graduados en el Instituto Politécnico de Riga.
Fueron ellos los responsables de la configuración de la variante estilística y estructural del Romanticismo nacional bajo el modelo de la arquitectura finlandesa. El país, controlado en la economía por los alemanes y en la política por los rusos, hizo de la cultura un motivo de identidad letona. Peksens, Laube o Vanags popularizaron el uso de materiales autóctonos, la aplicación moderada de motivos ornamentales vernáculos y la construcción de elementos arquitectónicos de madera, como los tejados inclinados y las estrechas ventanas de la parte superior. La otra tendencia arquitectónica, encabezada por Alksnis o Schmaeling, fue la que incluía estructuras verticales en las fachadas, enfatizadas por elementos decorativos integrados. Estos edificios perpendiculares suman más de un tercio de la arquitectura de Riga, que se caracteriza en general por cierta contención ornamental, en la órbita de la arquitectura alemana y austriaca. El conjunto que se distancia de dicha sobriedad es el construido en su mayor parte por el ruso Eisenstein y los alemanes Scheffel y Scheel a principios de siglo en el centro medieval y en la calle Alberta iela, donde los adornos con motivos florales, geométricos y escultóricos crean ritmos típicos de la arquitectura ecléctica.