La ciudad de Darmstadt vivió en los primeros años del siglo XX una experiencia insólita. Llamados por el gran duque de Hesse llegaron a la ciudad una serie de artistas alemanes y austriacos con el objetivo de establecer un espacio para la creación, una colonia de artistas, que se convirtió en un gran centro de difusión del estilo Secession tanto en lo que se refiere a la arquitectura como a las artes aplicadas. Ernst Ludwig de Hesse y el Rin era un personaje muy culto que conocía muy bien Gran Bretaña, ya que su madre era hija de la reina Victoria. Quiso crear en Darmstadt la utopía con que habían soñado John Ruskin y William Morris y el objetivo era promover la producción de objetos de calidad que integrasen los conceptos de belleza y funcionalidad.
El duque destinó para la construcción de la colonia un antiguo parque, el Mathildenhöhe, que se fue urbanizando a la vez que se organizaban diversas exposiciones para dar a conocer la producción de la colonia. Entre septiembre de 1898 y julio del año siguiente se contrató al pintor Hans Christiansen, al escultor y medallista Rudolf Bosselt, al dibujante Paul Bürck -especializado en temas editoriales-, al diseñador de interiores Patriz Huber, al escultor Ludwig Habich y a los arquitectos Joseph Maria Olbrich y Peter Behrens. La primera labor fue la de construir la colonia y los dos arquitectos, especialmente, diseñaron una serie de viviendas y también de edificios públicos en un punto medio ideal entre el expresionismo y la funcionalidad. Olbrich y Behrens proyectaron varias viviendas además de las casas de los propios artistas. De Olbrich son la sala de exposiciones (1901) y la Torre de los Esponsales (1908). Un arquitecto ruso de origen francés, Nikolai L. Benois, proyectó en 1899 la Capilla Rusa para atender los servicios religiosos de la familia imperial, ya que Nicolás II se había casado con Alexandra de Darmstadt.
El evento central de la colonia eran las exposiciones que se organizaron en el mismo Darmstadt en los años 1901, 1904 y 1914. Para la primera exposición Olbrich proyectó una sala de exposiciones, la Ernst-Ludwig Haus -transformada ahora en Museo de la Colonia- que se utilizaba también como taller, con un bellísimo acceso que recuerda la letra omega flanqueado por dos esculturas de Adán y Eva, obra de Habich, de un fuerte primitivismo. Sin embargo, la gran aportación fueron las casas de los artistas, entendidas como obra total. La exposición de 1904 siguió la misma línea e, incluso, tuvo un pequeño excedente económico. Después de la de 1914 y a las puertas de la Gran Guerra, terminaron los años dorados de la colonia de Darmstadt.