A mediados del siglo XIX, Tortosa inicia un proceso de cambio social y económico alentado por la expansión del cultivo de olivos, una actividad económica que en dicho periodo se convirtió en la principal fuente de ingresos de muchas familias de la ciudad y de las poblaciones del interior de las comarcas del Ebro, y que conllevará un crecimiento demográfico significativo. El aumento de población y la falta de espacio para la construcción de viviendas y de infraestructuras de saneamiento fueron los principales motivos que originaron el derribo de las murallas y la urbanización de los ensanches de la ciudad.
En ese periodo el historicismo medieval, el eclecticismo y el Modernismo serán propuestas arquitectónicas que convivirán y se interrelacionarán. En el ensanche del Temple se instalará la clase burguesa, principalmente a lo largo de los ejes de la calle Cervantes y la actual avenida de la Generalitat, donde hoy encontramos una rica muestra de dichos estilos arquitectónicos.
Un ejemplo de eclecticismo es la obra de Josep Maria Vaquer, titulado como maestro de obras en 1888 y autor, entre otras, de la Casa Brunet (1913), la Casa de Josep Sabater (1914) o la Casa de Esteve Lamote de Grignon (1911). A medio camino entre el eclecticismo y el Modernismo se sitúa el mercado municipal, construido entre 1884 y 1887, diseñado por Joan Abril, arquitecto municipal de 1882 a 1901.
Pero el Modernismo llegó plenamente a Tortosa con el arquitecto municipal que tomará el relevo de 1901 a 1908, Pau Monguió i Segura. Monguió desarrollará el estilo modernista tanto en el ámbito de la obra pública promovida por el Ayuntamiento, como por ejemplo el edificio del antiguo matadero y ciertos espacios del parque municipal, como en viviendas privadas, con ejemplos como la Casa Pallarés (1906), la Casa Matheu (1907), la Casa Grego (1908) o la Casa Pinyana (1923).
El antiguo matadero es la mayor construcción modernista de la ciudad. Fue construido entre los años 1906 y 1908 en terrenos ganados al río, bajo la dirección de Pau Monguió, que proyectó un edificio que superaba las deficientes condiciones de higiene y salubridad que presentaban las antiguas instalaciones situadas en la plaza del Rastre. Es un recinto estructurado por varios pabellones dispuestos de forma simétrica, con un espacio específico para cada una de las funciones del proceso del matadero. El uso combinado de ladrillo visto, cerámica y teja vidriada se inspira en la arquitectura mudéjar, fruto de la experiencia de Monguió como arquitecto en Teruel, donde diseñó los edificios más emblemáticos de la popular plaza del Torico. Actualmente, el edificio del antiguo matadero es la sede del Museo de Tortosa.