En Cernobbio, una ciudad situada a la orilla del lago de Como y conocida mundialmente por su turismo de calidad i por los grandes eventos que acoge anualmente, encontramos uno de los ejemplos más destacados del Liberty italiano: Villa Bernasconi.
De propiedad municipal, ha sido recientemente destinada a centro cultural, tras una larga intervención de restauración que se enmarca dentro del Proyecto Magistri Comacini (Maestros de Como) para la valorización del patrimonio artístico-monumental, impulsado por la región de Lombardía y la Fundación Cariplo, con la participación de una veintena de entidades públicas y privadas.
Los trabajos, proyectados y dirigidos por el Studio Tagliabue Radice de Cantù, han permitido que la villa vuelva a ser accesible a todos los niveles, además de retornarle la disposición original de la distribución de las estancias interiores y revelar algunos indicios de la ornamentación pictórica de las paredes y los techos, que habían quedado ocultos en las sucesivas readaptaciones para distintos usos de la villa.
La villa fue construida a principios del siglo XX como residencia del ingeniero Davide Bernasconi, propietario del floreciente negocio homónimo de la seda. Se ubicó al límite de la zona industrial, en un espacio aislado dentro de un enorme jardín, que fue reduciéndose con el tiempo y con los numerosos cambios de propietario.
Siguiendo la moda milanesa de la época, el proyecto se encargó al arquitecto Alfredo Campanini, destacado exponente del Liberty lombardo, si bien durante mucho tiempo la obra se atribuyó al arquitecto Giuseppe Sommaruga.
La villa se articula en dos plantas, con entreplanta y torreta, y la rica ornamentación, con motivos florales y naturalistas, resulta muy vistosa, pero siempre coherente. Las decoraciones de la fachada están realizadas con diversos materiales: desde las cerámicas policromas a las molduras de mortero de cemento, desde los vitrales al hierro forjado en la fragua de Alessandro Mazzucotelli, de Lodi.
Cabe destacar las molduras de mortero de cemento. El nombre de la empresa que las elaboró se perdió, pero probablemente se trata de artesanos de altísimo nivel, que realizaron verdaderos trabajos de escultura. Como es habitual en la obra de Campanini y en el Liberty italiano, las molduras de mortero tienen una importancia especial, y además de servir para realizar las cornisas florales de los elementos arquitectónicos desarrollan un tema figurativo; en este caso se trata del gusano de seda, en clara referencia a la actividad del cliente.
En las baldosas cerámicas que circundan el exterior de todo el edificio a la altura del primer piso se representa también una secuencia de mariposas. De factura notable, las baldosas, realizadas expresamente para la villa, representan también, con gran contraste de colores, flores y otros elementos vegetales estilizados: lirios blancos de hojas con diseño volumétrico en la planta baja, magnolias con pequeños frutos anaranjados bajo la gárgola, y más abajo hojas verdes palmadas y acorazonadas.
El conjunto de todos los elementos constituye una joya artística, que pronto se abrirá al público con un sistema innovador de visitas multimedia.